AÑO DE LA CORRIENTE DE LA MISIÓN

AÑO DE LA CORRIENTE DE LA MISIÓN

”Vengo a buscar aliados para la Misión”. (PK, USA)
“¡Mi Misión fue y es anunciar al mundo el misterio de María!

Mi tarea es proclamar a la Santísima Virgen, revelarla a nuestro tiempo como la colaboradora permanente de Cristo en toda su obra de redención y como la Corredentora y Mediadora de las gracias. Revelar a la Sma. Virgen en su profunda unión con Cristo, en bi-unidad con Él y con la misión especifica que Ella tiene desde sus Santuarios de Schoenstatt para el tiempo actual”

miércoles, 17 de abril de 2013

Carta de Alianza Abril 2013


Queridos hermanos en la Alianza:
El Papa Francisco nos sigue sorprendiendo, alegrando y enseñando con cada gesto y cada palabra. Su mensaje, simple y claro, es profundamente evangélico, sabio y oportuno. Hace unos días una mujer me decía que el mensaje del Papa la interpela a un cambio; un muchacho me decía que nuevamente se siente “parte” de la Iglesia y que siente una alegría por la Iglesia que hacía tiempo no tenía. Hoy leí el mensaje que el Papa envió a los obispos de Argentina reunidos en asamblea plenaria. Les decía: “Que toda la pastoral sea en clave misionera. Debemos salir de nosotros mismos hacia todas las periferias existenciales (...). Una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga, se enferma en la atmósfera viciada de su encierro. Es verdad también que a una Iglesia que sale le puede pasar lo que a cualquier persona que sale a la calle: tener un accidente. Ante esta alternativa, les quiero decir francamente que prefiero mil veces una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma. La enfermedad típica de la Iglesia encerrada es la autoreferencial; mirarse a sí misma, estar encorvada sobre sí misma como aquella mujer del Evangelio. Es una especie de narcisismo que nos conduce a la mundanidad espiritual y al clericalismo sofisticado, y luego nos impide experimentar “la dulce y confortadora alegría de evangelizar”.
Una Iglesia que sale y es solidaria. Todos recordamos las tormentas de principio de mes que se abatieron sobre Buenos Aires y luego sobre La Plata, que inundaron muchos barrios y en pocas horas arrasaron con vidas humanas, bienes y recuerdos. Un desastre. En medio de tanto dolor e impotencia (y bronca por la incapacidad de reacción rápida y eficiente del estado y por el uso desvergonzado de la situación para rédito político), nuestro pueblo reaccionó solidariamente, como siempre, poniéndose al hermano al hombro. Desde todas partes de país llegaron ayudas (y siguen llegando). Mil variadas formas de ayuda, porque la solidaridad es creativa y esforzada. Aquí va un testimonio de una familia: “Nosotros fuimos de los tantos afectados en alguna medida, pero en la cuadra había vecinos en peores condiciones y con limitaciones de muy diversa índole, física, de compañía, de estructura de casa, etc. Grande fue nuestra sorpresa cuando temprano en la mañana aparecieron dos jóvenes preguntando casualmente en nuestra casa: ¿en qué los podemos ayudar? Por nivel de gravedad los derivamos a una vecina, sola, con la casa baja, sin parientes, sin equipos para sacar agua. Eran de City Bell y venían a ofrecer su colaboración a Tolosa. Y doy fe de que lo hicieron a baldazo corrido durante 8 horas o más.
A la tarde llegaron como 4 más. Daba gusto verlos desarrollar su ímpetu juvenil en algo de tanto VALOR en esa circunstancia. Al día siguiente (ayer) aparecieron una docena de chicos y chicas del Colegio Estrada de City Bell, nuevamente ofreciéndose, y les pedimos que siguieran su camino hacia lugares cercanos más complicados. Vaya entonces nuestro reconocimiento a todos esos chicos y el agradecimiento de la vecina que nos comentaba - casi admirada por su actitud- “sin estos chicos no sé qué hubiera hecho””. Una Iglesia que sale y es solidaria…
Una Iglesia que sale y es misionera. En el año de la corriente misionera el P. Ángel Strada nos decía en la Jornada de Delegados pasada que para realizar la misión hay que asumir los desafíos de nuestro tiempo: “María vivió atenta a los desafíos de su época, no recluida en una torre de marfil. Nosotros estamos desafiados por profundos cambios culturales y religiosos”.
La realidad de nuestra Patria nos está llamando a salir, a dar y anunciar. Como Iglesia y Familia misionera nos hacemos eco de este pedido del Papa en este tiempo de nuestra historia, como lo hemos hecho tantas veces y lo seguiremos haciendo siempre. Los obispos sacaron ayer este comunicado: “Los obispos argentinos, reunidos en la 105º Asamblea Plenaria, consideramos que los proyectos de ley que se encuentran en el Poder Legislativo en orden a regular el ejercicio de la Justicia presentan aspectos que merecen un profundo discernimiento por la importancia de la materia que tratan. Por ello se requiere de
amplias consultas, debates y consensos previos en consonancia con la magnitud de los cambios propuestos. Entendemos que un tratamiento apresurado de reformas tan significativas corre el riesgo de debilitar la Democracia Republicana consagrada en nuestra Constitución, precisamente en una de sus dimensiones esenciales como es la autonomía de sus tres poderes”.
Creo pertinente traer aquí el siguiente párrafo del Documento de los obispos latinoamericanos en Aparecida: “Constatamos un cierto progreso democrático que se demuestra en diversos procesos electorales. Sin embargo, vemos con preocupación el acelerado avance de diversas formas de regresión autoritaria por vía democrática que, en ciertas ocasiones, derivan en regímenes de corte neopopulista. Esto indica que no basta
una democracia puramente formal, fundada en la limpieza de los procedimientos electorales, sino que es necesaria una democracia participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos humanos. Una democracia sin valores, como los mencionados, se vuelve fácilmente una dictadura y termina traicionando al pueblo. (Doc. Aparecida, nº 74)
Queridos hermanos, en este 18 de abril pidamos firmemente a María, Madre de los argentinos, que ilumine las mentes, abra los corazones y disponga las voluntades hacia el diálogo y la paz. Que los Santuarios de Nuestra Señora de Schoenstatt sean en este tiempo focos de unidad, paz y renovación para todo el pueblo de Dios.
Tiempos difíciles exigen mayor entrega en la Alianza, misionera y solidaria.
Reciban un cordial saludo y mi bendición,

P. José Javier Arteaga
¡CON MARÍA ARDAMOS POR LA MISIÓN!

1 comentario:

  1. Muy lindo artículo, abrazo grande para el que lo escribió, firma Pato Mainoli

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