Queridos hermanos en
la Alianza:
El año pasado, participando en un encuentro de Pastoral
Familiar, me tocó trabajar en una comisión cuyo tema era “la transmisión de la
fe en la familia”. Tratamos las dificultades y las posibilidades que se
presentan hoy en este campo, especialmente se hizo hincapié en los usos y
costumbres que desarrollan las familias para vivir en presencia de Dios. En ese
sentido, y para mi grata sorpresa, varios matrimonios y sacerdotes de otros
movimientos resaltaron el “tesoro” que tiene Schoenstatt con el Santuario Hogar, un tesoro de
incalculable valor que enriquece la fe familiar.
Los primeros Santuarios Hogares surgieron alrededor del año
1963 estando el P. Kentenich en Milwaukee (EE.UU.). El Santuario Hogar se
vincula con la tradición cristiana del “rincón santo” u “oratorio del hogar”
que antiguamente se tenían en las casas. En muchas familias de Schoenstatt este
rincón santo tomó forma de pequeños Santuarios, con la imagen de la Mater y
demás símbolos, llamándoselos “rincones de Schoenstatt”. Estas iniciativas
surgidas en familias de Villa Ballester (Argentina) y en otros países maduraron
luego en el Santuario Hogar.
Cuenta Margaret Fenelon, hija de una familia de Milwaukee,
que cuando unos matrimonios acudieron al P. Fundador y le preguntaron si podían
pedirle a la Mater que descienda y
"erija aquí de manera especial su trono de gracias" en sus hogares asumiendo
el compromiso de esforzarse por construir espiritualmente allí un Santuario, el
Padre lo consideró como un signo de la Divina Providencia.
El P. Fundador creía verdaderamente que nuestra Madre quiere establecer su morada en cada hogar donde se ha
sellado la Alianza de Amor con Ella y donde se le demuestra con hechos que la
amamos, ofreciendo contribuciones al capital de gracias, el fiel
cumplimiento de nuestro deber y una intensa vida de oración. Los requisitos y
las promesas de la Mater para el Santuario Original y los Santuarios filiales
son los mismos que para el Santuario Hogar.
Como todo en Schoenstatt, también el Santuario Hogar surgió
a partir de una necesidad concreta: el desvalimiento que sentían los padres en
la educación de sus hijos, especialmente la educación en la fe, y del anhelo de
vivir más fielmente como matrimonio y familia cristianos. El P. Kentenich sabía
que la mayor ayuda que podía darle a esas familias, y a todas las familias en
el futuro, era la certeza y confianza absoluta en la acción eficaz de nuestra
Madre como educadora y como Reina en el hogar. “Lleven la imagen de la Madre de Dios y denle un sitio de honor en sus
hogares. De esta manera los convertirán en pequeños santuarios, donde la Madre
de Dios se manifestará derramando sus gracias, creando un santo terruño
familiar y santificando a los miembros de la familia” (Carta del P.
Kentenich al P. Tick, asesor de la Obra de Familias de Alemania, 1948).
La experiencia de miles y miles de personas nos dice que la
Sma. Virgen desde el Santuario Hogar regala
abundantes gracias en las familias, especialmente:
¬ Arraigo
y cobijamiento en Dios, que
en tiempos turbulentos y difíciles se manifiesta en un mayor amor, una fe más
fuerte y una renovada religiosidad familiar.
¬ Transformación
interior, nos ayuda a mejorar
personalmente y crecer en el vínculo matrimonial, con los hijos y con los
hermanos desde el diálogo, la unidad, la solidaridad y la reconciliación y nos
prepara para los grandes desafíos sociales.
¬ Fecundidad
apostólica: la vida familiar en
Alianza de Amor con María es rica en vínculos y fortaleza interior e irradia a
la sociedad lo que vive; es como una fogata, está llena de luz y regala esa luz
a los que nos rodean; es familia misionera.
El P. Fundador intuyó que en el Santuario Hogar había un don
y una estrategia divina. Tal como el cristianismo de los primeros siglos se
desarrolló en las familias, así también la renovación del mundo debe partir del
hogar, pequeña Iglesia doméstica, como
nos lo recuerda el concilio Vaticano II (Lumen Gentium nº 11). En ese círculo
pequeño la Mater quiere realizar su misión al renovar la familia y educar hombres y mujeres nuevos en Cristo para
el mundo de mañana. Y en torno a esas familias renovadas se van nucleando otras
familias que experimentan las gracias y beneficios del Santuario Hogar. Y
concluye el P. Kentenich: “La renovación de nuestra familia, que se realiza
a través del esfuerzo serio por el Santuario-Hogar, parece ser un camino
excelente para construir un mundo nuevo, un mundo totalmente nuevo en el que
María pueda actuar como lo hizo en casa de Zacarías o en las bodas de Caná”
(conf. P. N. Schwizer, El Santuario Hogar).
Cuando vemos tanta corrupción, muerte e impunidad que
desanima y achica la esperanza, pensemos en tantas familias con Santuarios Hogares en nuestra patria y en el mundo,
son una multitud de faros, unidos como una inmensa red de luz, que iluminan la
noche de los tiempos con una santa claridad. Es María que nos une por sobre
ciudades y campos estrechando toda distancia. Es la Alianza de Amor que está
creando vínculos nobles y fuertes, y está renovando la cultura desde sus
cimientos, transformándola en una cultura familiar, una cultura de Alianza.
“Tu Santuario es nuestro Nazaret,
donde el Sol de Cristo irradia su
calor.
Con su luz clara y transparente
da forma a la historia
de la Sagrada Familia;
y, en la venturosa unión
familiar,
suscita una santidad cotidiana
fuerte y silenciosa”.
(P. Kentenich,
Hacia el padre, nº 191)
Queridos hermanos, seguimos peregrinando al gran Jubileo del
2014, gestando vínculos de Alianza, ofreciendo capital de gracias por el
Santuario Original y compartiendo el tesoro del Santuario Hogar.
Les deseo un bendecido
día de Alianza.
P. José Javier Arteaga
¡SANTUARIO VIVO, HOGAR PARA EL MUNDO!
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