AÑO DE LA CORRIENTE DE LA MISIÓN

AÑO DE LA CORRIENTE DE LA MISIÓN

”Vengo a buscar aliados para la Misión”. (PK, USA)
“¡Mi Misión fue y es anunciar al mundo el misterio de María!

Mi tarea es proclamar a la Santísima Virgen, revelarla a nuestro tiempo como la colaboradora permanente de Cristo en toda su obra de redención y como la Corredentora y Mediadora de las gracias. Revelar a la Sma. Virgen en su profunda unión con Cristo, en bi-unidad con Él y con la misión especifica que Ella tiene desde sus Santuarios de Schoenstatt para el tiempo actual”

viernes, 17 de agosto de 2012

Carta de Alianza


Carta de Alianza                                        Agosto 2012
                                                          

Queridos hermanos en la Alianza:

El año pasado, participando en un encuentro de Pastoral Familiar, me tocó trabajar en una comisión cuyo tema era “la transmisión de la fe en la familia”. Tratamos las dificultades y las posibilidades que se presentan hoy en este campo, especialmente se hizo hincapié en los usos y costumbres que desarrollan las familias para vivir en presencia de Dios. En ese sentido, y para mi grata sorpresa, varios matrimonios y sacerdotes de otros movimientos resaltaron el “tesoro” que tiene Schoenstatt con el Santuario Hogar, un tesoro de incalculable valor que enriquece la fe familiar.

Los primeros Santuarios Hogares surgieron alrededor del año 1963 estando el P. Kentenich en Milwaukee (EE.UU.). El Santuario Hogar se vincula con la tradición cristiana del “rincón santo” u “oratorio del hogar” que antiguamente se tenían en las casas. En muchas familias de Schoenstatt este rincón santo tomó forma de pequeños Santuarios, con la imagen de la Mater y demás símbolos, llamándoselos “rincones de Schoenstatt”. Estas iniciativas surgidas en familias de Villa Ballester (Argentina) y en otros países maduraron luego en el Santuario Hogar.

Cuenta Margaret Fenelon, hija de una familia de Milwaukee, que cuando unos matrimonios acudieron al P. Fundador y le preguntaron si podían pedirle a la Mater que descienda y "erija aquí de manera especial su trono de gracias" en sus hogares asumiendo el compromiso de esforzarse por construir espiritualmente allí un Santuario, el Padre lo consideró como un signo de la Divina Providencia.

El P. Fundador creía verdaderamente que nuestra Madre quiere establecer su morada en cada hogar donde se ha sellado la Alianza de Amor con Ella y donde se le demuestra con hechos que la amamos, ofreciendo contribuciones al capital de gracias, el fiel cumplimiento de nuestro deber y una intensa vida de oración. Los requisitos y las promesas de la Mater para el Santuario Original y los Santuarios filiales son los mismos que para el Santuario Hogar.

Como todo en Schoenstatt, también el Santuario Hogar surgió a partir de una necesidad concreta: el desvalimiento que sentían los padres en la educación de sus hijos, especialmente la educación en la fe, y del anhelo de vivir más fielmente como matrimonio y familia cristianos. El P. Kentenich sabía que la mayor ayuda que podía darle a esas familias, y a todas las familias en el futuro, era la certeza y confianza absoluta en la acción eficaz de nuestra Madre como educadora y como Reina en el hogar. “Lleven la imagen de la Madre de Dios y denle un sitio de honor en sus hogares. De esta manera los convertirán en pequeños santuarios, donde la Madre de Dios se manifestará derramando sus gracias, creando un santo terruño familiar y santificando a los miembros de la familia” (Carta del P. Kentenich al P. Tick, asesor de la Obra de Familias de Alemania, 1948).

La experiencia de miles y miles de personas nos dice que la Sma. Virgen desde el Santuario Hogar regala abundantes gracias en las familias, especialmente:
¬     Arraigo y cobijamiento en Dios, que en tiempos turbulentos y difíciles se manifiesta en un mayor amor, una fe más fuerte y una renovada religiosidad familiar.
¬     Transformación interior, nos ayuda a mejorar personalmente y crecer en el vínculo matrimonial, con los hijos y con los hermanos desde el diálogo, la unidad, la solidaridad y la reconciliación y nos prepara para los grandes desafíos sociales.
¬     Fecundidad apostólica: la vida familiar en Alianza de Amor con María es rica en vínculos y fortaleza interior e irradia a la sociedad lo que vive; es como una fogata, está llena de luz y regala esa luz a los que nos rodean; es familia misionera.  

El P. Fundador intuyó que en el Santuario Hogar había un don y una estrategia divina. Tal como el cristianismo de los primeros siglos se desarrolló en las familias, así también la renovación del mundo debe partir del hogar, pequeña Iglesia doméstica, como nos lo recuerda el concilio Vaticano II (Lumen Gentium nº 11). En ese círculo pequeño la Mater quiere realizar su misión al renovar la familia y educar hombres y mujeres nuevos en Cristo para el mundo de mañana. Y en torno a esas familias renovadas se van nucleando otras familias que experimentan las gracias y beneficios del Santuario Hogar. Y concluye el P. Kentenich: “La renovación de nuestra familia, que se realiza a través del esfuerzo serio por el Santuario-Hogar, parece ser un camino excelente para construir un mundo nuevo, un mundo totalmente nuevo en el que María pueda actuar como lo hizo en casa de Zacarías o en las bodas de Caná” (conf. P. N. Schwizer, El Santuario Hogar).   

Cuando vemos tanta corrupción, muerte e impunidad que desanima y achica la esperanza, pensemos en tantas familias con Santuarios Hogares en nuestra patria y en el mundo, son una multitud de faros, unidos como una inmensa red de luz, que iluminan la noche de los tiempos con una santa claridad. Es María que nos une por sobre ciudades y campos estrechando toda distancia. Es la Alianza de Amor que está creando vínculos nobles y fuertes, y está renovando la cultura desde sus cimientos, transformándola en una cultura familiar, una cultura de Alianza.

“Tu Santuario es nuestro Nazaret,
donde el Sol de Cristo irradia su calor.
Con su luz clara y transparente
da forma a la historia
de la Sagrada Familia;
y, en la venturosa unión familiar,
suscita una santidad cotidiana
fuerte y silenciosa”.

(P. Kentenich, Hacia el padre, nº 191)

Queridos hermanos, seguimos peregrinando al gran Jubileo del 2014, gestando vínculos de Alianza, ofreciendo capital de gracias por el Santuario Original y compartiendo el tesoro del Santuario Hogar.

Les deseo un bendecido día de Alianza.
P. José Javier Arteaga

¡SANTUARIO VIVO, HOGAR PARA EL MUNDO!


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