Queridos hermanos en la Alianza:
Cuando uno entra en la iglesia de San Ludgero,
en la ciudad alemana de Münster, lo sorprende ver una cruz muy antigua, enorme
y de madera, de donde cuelga un Cristo sin brazos a causa de los bombardeos e
incendios de la segunda guerra mundial. En la cruz se lee la frase: “No tengo otras manos que las de ustedes”.
Este pedido del Señor es también el pedido de
María del cual se hizo eco el P. Kentenich tantas veces cuando decía: “se me
hace que la Sma. Virgen está desvalida y necesita nuestra ayuda”.
El Movimiento de Schoenstatt ha tomado en serio
esta necesidad que tienen el Señor y la Sma. Virgen de nuestra cooperación, y
la ha expresado en el “Nada sin Ti, nada
sin nosotros”. En esta frase está sintetizada la Alianza de amor.
Si observamos los orígenes de Schoenstatt
veremos que surgió de una iniciativa de María y de una respuesta libre y generosa del hombre. Así lo expresaba el P.
Kentenich a los jóvenes el 18 de octubre de 1914: “Sin duda alguna no podríamos realizar una acción apostólica más
grande, ni dejar a nuestros sucesores una herencia más preciosa que inducir a
nuestra Señora y Soberana a que erija aquí su trono de manera especial, que
reparta sus tesoros y obre milagros de gracia. Se me figura que nuestra Señora,
en estos momentos, en la antigua capilla de San Miguel, nos dirige estas
palabras por boca del Santo Arcángel: (…) Pruébenme primero por hechos que me
aman realmente y que toman en serio su propósito. (…) Tráiganme con frecuencia contribuciones al capital de gracias.
Adquieran por medio del fiel y fidelísimo cumplimiento del deber y por una
intensa vida de oración muchos méritos y pónganlos a mi disposición. Entonces
con gusto me estableceré en medio de ustedes y distribuiré abundantes dones y
gracias”.
Con el capital de gracias el P. Kentenich llamó
para siempre a la Familia de Schoenstatt a ser las manos colaboradoras de
María, construyendo con Ella desde sus Santuarios el reino de Dios en la
tierra. El “Nada sin Ti, nada sin
nosotros” marcó el origen de Schoenstatt y también su futuro. “La existencia de nuestra Familia se la
debemos a las contribuciones al capital de gracias de la Madre tres veces
Admirable. Por esta razón debemos mantenerlas (a las contribuciones al C. de
G.) en todo tiempo… Con ellas surge o cae la Familia y su fecundidad” (P. J.
Kentenich, 18 octubre 1939).
Se trata de vivir como aliados de María y colocar en sus manos todo lo que
hacemos cada día como simples regalos de amor, para que Ella, desde el
Santuario, atraiga, eduque y envíe a muchos nuevos apóstoles de Cristo a
renovar la sociedad. En este sentido el P. Kentenich rezaba: "Cuanto llevo conmigo, lo que soporto, lo
que hablo y lo que arriesgo, lo que pienso y lo que amo, los méritos que
obtengo, lo que voy guiando y conquistando, lo que me hace sufrir, lo que me
alegra, cuanto soy y cuanto tengo te lo entrego como un regalo de amor a la
fuente santa de gracias, que desde el Santuario brota cristalina..." (Hacia el Padre,
16).
Bien sabemos que en una Alianza de amor no basta con la acción y la voluntad de una parte, se necesita la participación de los dos. ¡El amor mueve al amor! Cada uno de nosotros puede repetir las palabras del P. Fundador a la Mater: “¿qué hubiese sido sin Ti, sin tu cuidado maternal?”. Sí, ¿qué sería de nosotros, de nuestra familia y de nuestra gente sin el Santuario, sin sus gracias? ¿Qué sería de nosotros sin el arraigo y renovación que nos regala allí la Mater, sin su sabiduría, su fortaleza y su esperanza?
Tres aspectos se manifiestan y están en juego en nuestros aportes al capital de gracias en el Santuario:
• nuestra respuesta de amor a la Mater
• nuestra solidaridad con Ella
• nuestra magnanimidad en el amor a Ella
Hace unos días recordábamos en un grupo de la
Obra Familiar el capital de gracias que aportaron tantos jóvenes, familias,
hombres y mujeres, laicos y sacerdotes para la construcción de todos los Santuarios
de Argentina, ofreciendo oraciones, materiales, trabajo, dinero, los esfuerzos
de santidad en la vida diaria y, varios hermanos, hasta la propia vida. Todo
fueron ofrendas en los cimientos y muros. En cada Santuario se repite la misma
ley de amor: Nada sin Ti, nada sin nosotros.
¡No
hay Santuario sin aliados y sin aportes de amor al capital de gracias!
Queridos hermanos, nuestros
aportes al capital de gracias no se detienen, es nuestra vida en Alianza y siguen
sosteniendo los Santuarios y ermitas de nuestras diócesis y nuestros santuarios
hogares. Pero hay un Santuario que
necesita urgentemente nuestra generosa, solidaria y magnánima colaboración:
el Santuario Original. Les
transcribo parte de la carta del P. Ignacio Camacho, de los Padres de Schoenstatt,
(www.schoenstatt.org 21/6/2012):
“Muchos de nosotros nos hemos alegrado porque a partir del 1° de
abril de este año el Santuario Original fue traspasado a la Comunidad de los
Padres de Schoenstatt, como representantes de toda la Familia. Pero a lo mejor
no muchos sabemos que ese traspaso involucra un contrato de arriendo con la
Comunidad de los Palottinos, junto con la responsabilidad de hacerse cargo de
la mantención de casi todos los gastos que involucra el Santuario. Este
contrato se va a revisar a fines de este año, y mientras tanto se han
establecido una serie de reuniones para ver la posibilidad de comprar
definitivamente el Santuario Original y sus instalaciones aledañas. Ha sido la
Mater la que nos ha abierto las puertas de esta posibilidad. Ahora nos toca a
nosotros, como hijos, el poder responder a esta invitación.
Es necesario que en todos los ámbitos podamos sumarnos a esta gran
tarea. Ojalá que nuestra oración y capital de gracias por el Santuario Original
se redoblen en este tiempo. Es lo más importante. Pero también es fundamental
que nos movamos como Familia internacional en el ámbito de lo económico. Ojalá
pueda llegar ayuda para esta obra desde cada rincón del mundo. En Schoenstatt
cada Santuario, cada casa, ha sido fruto de la generosidad de muchos. Por eso,
hoy más que nunca, se hace necesaria esa generosidad. Es “nuestra casa”, la
casa de toda la Familia. Por eso requiere la participación, compromiso y
generosidad de todos”.
Queridos hermanos, en este año del
Santuario, camino al Jubileo del 2014, los invito a crecer en el amor magnánimo al servicio de la Mater y de su
Santuario, especialmente del Santuario
Original, haciendo muchos aportes al capital de gracias, para que pronto
podamos decir con alegría: “Mater, es nuestra casa. ¡Nada sin Ti, nada
sin nosotros!”.
Desde el Santuario les mando un cordial
saludo y bendición. ¡Feliz día de Alianza!
P. José Javier Arteaga
¡SANTUARIO VIVO, HOGAR PARA EL MUNDO!
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